Excursiones en familia: Aprendiendo las técnicas del arte rupestre en Atapuerca y la Cueva de Ekain.

Como soy fan de la naturaleza y el arte, el visitar cuevas con arte rupestre me provoca sensaciones únicas que aún estoy por entender, quizás estar en el ambiente de una cueva me lleva a mis instintos más primarios como humano, pero si están pintadas con arte de nuestros ancestros me traslado momentáneamente a esa época y durante la estancia me comporto con el mismo respeto que cuando visito el Museo Guggenheim en Bilbao o El Louvre en París, entre otros; pero las sensaciones son más ¿intensas?, ¿primarias?, ¿alucinantes?...


Ante una obra rupestre, ya sean una estatuilla, un grabado, una pintura, o un relieve, me interesa saber no solo lo que puede representar para quien la ideó o para sus coterráneos, sino también la técnica utilizada, si hay otro tipo de ese mismo arte en cueva cercana o en otra región del mundo, y pregunto mucho a los guías de las mismas sobre los procesos de investigación que están realizando y las interpretaciones que están dando a cada una de estas obras.


Tanto en el Yacimiento de Atapuerca (en Castilla) como en la Cueva de Ekain (País Vasco); ambas dentro de las clasificadas como Patrimonio de la Humanidad, se pueden ver y experimentar en la práctica las técnicas que utilizaron los homo sapiens no solo para pintar, sino también para cazar, hacer fuego y hasta para hacer música. ¡A los niños les encanta! Pregúntame por detalles.


Personalmente, lo que más me ha fascinado son la capacidad de idear y desarrollar las técnicas de pintura, en las que la selección de los materiales para los colores o las herramientas, y los propios métodos de preparación y aplicación sobre las superficies son muy simples pero eficaces. Y, por supuesto, el propio acto de seleccionar el lugar adecuado para hacer el dibujo, la pintura, la señal,...y hacer los trazos, y sentidos del movimiento usando los desniveles, grietas, valles, columnas, orificios,... de las superficies.



El arte moderno actual se me hace cada día menos complejo en las técnicas que se utilizan (por el grado de dominio ya alcanzado), y es cada día más abstracto (que a veces roza la falta de respeto al observador), por lo que cada vez más, el arte rupestre me trasmite más y mejores emociones. ¿Lo compartes?